12 julio 2008

UN AMANTE...





Un buen amante es aquel que no deja nada por explorar es quien da placer sin esperar recibir; es quien se entrega es quien hace lo que le gustaría que le hicieran es quien pregunta a su amante, es quien investiga...

Es quien se detiene en el cuello de la amada, lo besa, lo muerde, lo huele, respira con profundidad, se entrega a la suavidad de la piel del cuello, agarra con sus labios y dientes los músculos, presiona lo suficiente para hacerla sentir desfallecer, le hace sentir la debilidad del cuello entre sus labios apretando lo suficiente para hacerla estremecer..

El buen amante se detiene en los pechos los mira, los besa, los saborea, con ternura, con lentitud, con ritmo, se detiene en la areola, gira con la lengua sobre ellos, aprieta su cara contra la dulce almohada, se entretiene en darles forma, los aprieta, los acaricia los mueve los siente, los deja y los vuelve a coger, los sube y los baja, les da mil formas y los aprende.

El buen amante no olvida los muslos, se eterniza entre ellos, los besa, los acaricia, los encumbra, los chupa, los hace vitales para su existencia, los recorre arriba abajo una y otra vez, se deja acariciar sus mejillas por la suavidad, se siente pequeño entre ellos, se los imagina como columnas de un templo donde se guarda la ambrosía de su diosa.

El buen amante desea la boca, la besa, la saborea, la escudriña, la siente, la nota, la moja, la bebe, la roza, la muerde, la explora, la pide, la desea, la anhela, la abre, la cierra... hace de la unión de los labios con su amada un momento único e inolvidable, todo se paraliza, todo el universo se concentra en sus labios, se vuelve eternidad con sus movimientos, se vuelve sensualidad con su delicadeza.

El buen amante utiliza las palabras; comprende la importancia del verbo, susurra deseos a los oídos de la amada, induce a la pasión a quien lo escucha, expresa con su voz la suavidad que siente cuando está dentro, se excita con los gemidos y los susurros de la amada, se esfuerza en volver loca a su amada.

El buen amante utiliza sus manos con delicadeza, sabe moverse por la fisonomía femenina, conoce a fondo el mapa corpóreo de su amada, aún con los ojos cerrados imagina al mover las manos por los valles y ensenadas y montañas y volcanes que conforman la orografía femenina.


fergzzag

2 comentarios:

Anónimo dijo...

invocacion de lo mas sublime es aquello que desamos en la piel y buscamos en el cuerpo del lo no extraño es la mas clara exposicion de un buen amante

fergzzag dijo...

Gracias por tu comentario

fergzzag